La piel es sin duda uno de los órganos más importantes de nuestro organismo, encargada de cubrir toda la superficie corporal, incluyendo los orificios de las mucosas. La superficie de la piel oscila alrededor de 2 metros cuadrados y, un grosor aproximado de 1,5 a 4 milímetros.
Algunas de las funciones más importantes de la piel son:
- Función protectora: ante agresiones, traumatismos, cortes o radiación solar.
- Función de sensibilidad: sus terminaciones nerviosas aseguran la percepción de estímulos táctiles, térmicos y dolorosos.
- Función termo reguladora: no se dan pérdidas corporales de calor.
- Función metabólica: a través de la síntesis de vitamina D.
- Función excretora: a través del sudor.
- Función de absorción: para medicamentos que se apliquen vía tópica.
- Función inmune: captación de antígenos.
Es fundamental proteger la piel,no solo en verano y, no solo en edades avanzadas, sino también desde niño ya que, su exposición constante al sol y a elementos adversos del ambiente, pueden perjudicarla.
Hay dos tipos de patologías que pueden afectar a la piel:
- Lesiones de la piel: úlceras, cicatrices, ampollas, costras, etc.
- Enfermedades de la piel: producidas por hongos, infecciones, virus, parásitos y bacterias.
Con la edad, la
piel, se vuelve más delgada y más frágil, observándose pérdida de humedad,
flacidez y aumento de las arrugas. A través de la
piel nuestro organismo elimina sustancias que se van acumulando, si no existe
una correcta higiene pueden favorecer la aparición de lesiones y enfermedades
de la piel. Por eso es
primordial mantener una correcta higiene de la piel.
1.- Utilizar un jabón adecuado para pieles sensibles.
2.- Un correcta nutrición.
3.- Es importante lavar la piel mínimo cuatro veces por semana y con agua tibia.
4.- Secar con una toalla limpia y seca toda la piel, especialmente los pliegues interiores que, son propensos a la acumulación de hongos.
5.- Aplicar una crema hidratante posterior a la ducha.
6.- Aplicar un protector solar en toda la piel, cuando esta se exponga al sol, no solo en verano.
7.- Revisar la piel de forma periódica para detectar crecimientos anormales, aparición de nuevos lunares, cambios de color de piel, etc.
8.- Tomar aceite de olvida con frecuencia: por los ácidos grasos y la vitamina E que aporta.
9.- Tomar fruta con frecuencia (especialmente naranja, limón y pomelo) por la vitamina C y los antioxidantes que aporta. Se recomienda el consumo moderado de huevos, aguacate y frutos secos (almendras, avellanas, nueces y pistachos)
10.- Siempre se deben beber 2 litros de agua como mínimo al día.
DAVID ROA ARBETETA.
EXPERTO PROFESIONAL.
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