Todos valoramos de forma considerable nuestra salud y bienestar
pero, solo le damos la importancia necesaria cuando una patología afecta a
dichos conceptos. Igualmente, sabemos que con unos buenos hábitos de vida
podemos reducir el riesgo de padecer según qué enfermedades, a pesar de lo
cual, no siempre hacemos todos los esfuerzos necesarios para conseguir dicho
fin.
A través del Método Hoffmann hemos trabajado en el concepto
de neuroprevención, gracias al cual, podemos
reducir el riesgo de una persona de padecer patologías neurodegenerativas si
bien, no podemos evitar al 100 % su aparición pero, si ralentizar su evolución.
Día a día conocemos los factores que, aumentan el riesgo de
presentar patologías tales como el Alzheimer, Parkinson o Ictus, gracias a lo
cual, desde la metodología Hoffmann hemos creado programas y protocolos de
actuación que, atacan estos factores predisponentes, tratando de reducirlos a
la mínima expresión o bien eliminarlos.
Los conceptos de salud y bienestar, así como, la percepción
que cada uno tiene sobre ellos, están influidos por multitud de factores que,
de una manera u otra hay que tener en cuenta
a la hora de establecer un trabajo de prevención que, siempre debe ser
personalizado.
Desde la metodología Hoffmann proponemos la personalización
absoluta a la hora de establecer un programa individualizado de prevención ya
que, cada persona es diferente, como diferente es su predisposición genética a
sufrir una enfermedad, sus antecedentes, sus medidas corporales, sus constantes
vitales, su autoestima o simplemente su idea de salud.
La prevención es el primer pilar sobre el que construir la
salud y la calidad de vida de las personas, pudiendo sobre ella, desarrollar no
solo cambios en hábitos de vida, sino la integración de nuevas rutinas
saludables que mejoren los niveles físicos, cognitivos, sociales y psicológicos
de autopercepción.
No existe un momento ideal para iniciar un programa de
prevención, de hecho, el instaurar una rutina saludable en alimentación,
ejercicio físico, trabajo cognitivo y desarrollo de área social, es
recomendable desde fases vitales iniciales. Es cierto que la demanda y mayor
necesidad de estos programas se da en la fase de prejubilación y jubilación,
momento vital trascendente en el que, muchas horas del día ya no estarán
destinadas al área laboral y en el que, hay que reorganizar el horario diario.
Aprender a envejecer es un arte y, un proceso a la vez que
requiere esfuerzos pero conlleva una repercusión muy favorable y una inversión,
cuyos beneficios son marcados.
La prevención a través del Método Hoffmann, se compone de
varios pilares que, en su conjunto acaban generando el resultado deseado:
1.- Valoración holística: es necesario conocer en detalle
todas las esferas vitales de la persona y, la predisposición de las mismas a
ser dañadas, habiéndose establecido para ellos escalas de valoración en
prevención a través de la metodología Hoffmann.
2.- Asesoramiento y formación: no aplicamos bruscos cambios
en el estilo de vida diario, evitando así rechazo; aconsejamos y formamos en
los beneficios derivados de aceptar otro día a día.
3.- Terapias exclusivas: ofrecemos respuesta a todas las
demandas de los senior, pudiendo elegir entre una amplia variedad de terapias
exclusivas e innovadoras.
4.- Rutina terapéutica: es necesario establecer tiempos de
salud y prevención, integrándolos de forma adecuada y pautada en nuestra
rutina.
5.- Seguimiento constante: debemos saber si los efectos que
nuestro programa está generando, son los deseados.
La prevención y su importancia, han obtenido a través del
Método Hoffmann un nuevo valor, concepto y dimensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario