Hoy conmemoramos el cuarto aniversario de un sueño con ojos abiertos y , que hoy es ya una realidad sólida. Este sueño tiene algo muy especial ya que, es un sueño compartido y con un largo camino aún por recorrer.
Hace cuatro años que abría sus puertas el centro de rehabilitación para mayores Vitalia Alcalá de Henares, un espacio innovador en el que se aplica la metodología Hoffmann de manera ortodoxa y con la máxima calidad asistencial y terapéutica.
El secreto del éxito de Vitalia Alcalá de Henares es el éxito de las personas y del Método Hoffmann.
El pilar de este espacio, en el que siempre se respira una increíble sensación de tranquilidad, bienestar, innovación y cariño, son las personas que forman un equipo de profesionales que, con sus esfuerzos diarios, incrementan la calidad de vida de los mayores y, dan vida a los años de una manera entregada.
A pesar de ser ya cuatro años, en Vitalia Alcala de Henares, se respira la misma ilusión y capacidad de sacrificio y esfuerzo que, se percibía en el acto de inauguración de este centro.
Es justo nombrar a tantas y tantas personas que han hecho realidad este sueño: Rebeca, Cristina, Ana, Inmaculada, Amanda, Oscar, Noelia, Raúl y un largo etcétera. No podemos olvidarnos de Mónica, soñadora y trabajadora incansable que, lidera de manera extraordinaria un equipo profesional y preparado para dar respuesta a todas las necesidades de los mayores.
En estos cuatro años, Vitalia Alcala de Henares, se ha erigido como uno de los centros de referencia en la aplicación de la Metodología Hoffmann, por la calidad de sus tratamientos y terapias, por la innovación en sus servicios, por el afecto humano que desprenden y, por enriquecer y demostrar lo diferencial de nuestro método científico y los resultados en la implantación del mismo.
No queremos olvidarnos de la esencia de este sueño, de las decenas y decenas de mayores a los que Vitalia Alcala de Henares ha dibujado una sonrisa, ha dado calidad de vida y bienestar, ha conseguido que vuelvan a ser independientes, a mirar el futuro con esperanza, a andar, a poder abrocharse los botones de una camisa y, sobre todo a recuperar la ilusión, a veces robada por el paso del tiempo.
Solo nos queda expresar que, cuatro años no son nada y que, la familia Hoffmann no solo está orgullosa de este centro, sino que estamos convencidos del futuro exitoso que les espera y que, traerá como consecuencia más innovación y cariño al servicio de los mayores.
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