Lo primero y más importante es saber diagnosticar aquellos síntomas de alerta que, nos lleven a sospechar de un caso de depresión - ansiedad. Ante la aparición de los siguientes síntomas, sería muy importante poder acudir al médico a la mayor brevedad:
- Pérdida de apetito o peso o, por el contrario un aumento brusco del mismo.
- Presencia de fatiga, agotamiento y disminución de energías.
- Presencia de ansiedad y tristeza constante.
- Irritabilidad e inquietud.
- Insomnio.
- Aparición de ideas suicidas o de muerte.
- Pesimismo o sentimiento de culpa y desesperanza.
A continuación, exponemos una serie de recomendaciones necesarias para llevar a cabo con personas que padecen ansiedad o depresión y que, quieren mejorar su calidad de vida y bienestar.
1.- Realizar ejercicio: una carga moderada de ejercicio generará una serie de beneficios generales en la persona en todas sus esferas, favoreciendo la autoestima y la salud en general. La actividad física regulará el peso de la persona así como, fortalecerá el sistema inmunitario.
2.- Llevar una dieta equilibrada: es recomendable el consumo de alimentos como el queso, los frutos secos, la leche o los plátanos que, regulan los niveles de serotonina y disminuyen los niveles de ansiedad.
3.- Evitar el alcoholismo y el tabaquismo.
4.- Establecer prioridades: se debe restar importancia a aquellas actividades que no sean urgentes o vitales.
5.- Mantener relaciones sociales: es muy importante relacionarnos con otras personas ya que, nos ayudará a aliviar la posible sensación de soledad que aparece en estas patologías.
6.- Evitar el aislamiento: es importante no dejar de mantener la red de apoyo social durante un tiempo largo.
7.- Relajarse: sería muy recomendable el aprender a realizar de forma diaria ejercicios de relajación durante 20 minutos. Sería recomendable realizar estos ejercicios antes de irse a dormir.
8.- Establecer metas: es importante tener objetivos siempre que, estos sean realistas y no generen frustración en la persona ya que, puede generar aún mayor estado de nerviosismo.
9.- No tener prisa: estamos frente a tratamientos largos y, en ocasiones pueden llegar a generar frustración por la urgencia de querer recuperarse.
10.- Pensar siempre en positivo: no crear situaciones de inseguridad, angustia o miedo.
Como conclusión podemos afirmar que el tratamiento de estas patologías no se puede basar de manera exclusiva en medicación y, sí abordar otras áreas terapéuticas y de estilo de vida.
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